Música.

sábado, 11 de octubre de 2014

Merece la pena.

El arte... El arte es algo tan relativo, un campo tan amplio... Qué se puede decir sobre el arte... Todo y nada.

A todos nos gusta el arte, en unas u otras manifestaciones: a unos le gusta el cine, a otros la ópera, o los graffitis. Hay gente que prefiere ir a un museo, otros al teatro, los hay que prefieren el circo, o por qué no, una competición de baile. Conciertos,  musicales, exhibiciones callejeras de arte urbano... Hay miles de formas de expresión a través del arte. Pero... ¿Y los artistas? A menudo nos olvidamos de ellos sin caer en la cuenta de que sin ellos todo eso no sería posible, que sin ellos el mundo no sería lo mismo.

Desgraciadamente vivimos en una sociedad en la que los artistas están infravalorados, una sociedad en la que ser pintos, escultor, actor, cantante, bailarín, músico, director de cine... No es una profesión "de verdad", no se puede vivir de eso, no eres nadie si no eres famoso, y eso es demasiado complicado.

¿De que te sirve pasarte años estudiando si luego no vas a ganarte la vida con eso? Pues bueno, yo vengo a intentar responder esa pregunta.

Ser artista no es algo que se elija, es algo que se lleva dentro, tan metido en la sangre que sería imposible hacer caso omiso. Ser artista es sentir, es crear. No es fácil, para nada es simplemente salpicar pinturas de colores sobre un lienzo, ni cantar una canción en la ducha. Tampoco lo es ir a clases de aerobic una vez a la semana, ni darle forma a un trozo de barro. No, ser artista es mucho más.

Te diré una cosa para bajarte de las nubes. Ser artista profesionalmente no es una tarea fácil, incluso yo, una estudiante de primero de arte dramático, soy consciente de lo difícil que es. Ser artista implica horas y horas de trabajo, de ensayos, de estudio, de búsqueda. Horas que nadie sabe que existen, pero que están ahí, que son imprescindibles. ¿Has visto los pies de una bailarina de ballet? Eso es ser artista. Ser artista es perderte muchas cosas por estar ensayando para cinco minutos o dos horas sobre un escenario. Olvídate de tu vida tal y como la conocías si decides esta elección. No es fácil, tratarán de hundirte, vivirás rodeado de la más profunda hipocresía y envidia. Tratarán que renuncies a tu sueño, te dirán que es demasiado complicado, que te plantees otras opciones. Derramarás tantas lágrimas como gotas de sudor. Conocerás gente maravillosa del mismo modo que personas despreciables. Sufrirás cada segundo, sentirás unos nervios horrorosos y te advierto que te dejarás un pastizal en esto.

Pero ¿sabes qué? A pesar de todo a lo que vas a tener que renunciar, a pesar de todo lo que puedes perder y lo poco que puedes ganar, a pesar de lo duro que es y lo poco reconocido que está... A pesar de todo yo te prometo que merece la pena. Merece la pena por las sonrisas propias y las que conseguirás arrancarle a los demás, merece la pena si una sola persona va a poder disfrutar y emocionarse con tu arte. Merece la pena por los aplausos, los abrazos, los sentimientos. Por subirte al escenario y morirte de nervios y ser feliz cuando te bajas. Por pequeños detalles que te aseguro que disfrutarás como el logro más grande. Te prometo que vale la pena.


P.D: Si bien con esto pretendo alentar a los artistas en la persecución de un sueño y animarlos a superarse a pesar de las dificultades, también quiero dejar un mensaje a esas personas que no valoran a los artistas: este mundo necesita médicos, arquitectos, profesores, barrenderos, panaderos... Pero también necesita a los artistas.


domingo, 3 de agosto de 2014

La esencia de pequeñas cosas.

Yo solo quería tumbarme a mirar las estrellas en una noche de verano a tu lado. Irnos a ver una película y vaguear mientras las calles se empapaban con la lluvia. Quería hacer los domingos menos asquerosos paseando de tu mano sin nada mejor que hacer. Quería escribirte la mejor felicitación del mundo a las doce de la noche el día de tu cumpleaños. Meterme contigo por cualquier tontería y que me contestaras con cualquier cosa que me hiciera enfurruñarme, pero que luego, un beso tonto restableciera el orden. Quería una montaña rusa contigo, no, yo no quería hacerlo todo perfecto porque detesto la perfección, quería discutir y decirte cada uno de los insultos que se me pasaran por la cabeza, pero que luego un "te quiero" hiciera que nos olvidáramos de esas tonterías. Quería llevar tu foto de fondo de pantalla y tener mil fotos contigo haciendo el idiota, besándote, mordiéndote los labios. Quería ser tu "en línea" y tu última conexión. Y sentir tu cuerpo pegado al mío, tu aroma taladrándome las fosas nasales y tu mano suave en mi mejilla. Quería tu confianza, tus sonrisas, tu apoyo. Que vinieras a verme bailar, celebrar San Valentín cualquier otro día del año. Quería cualquier tontería, cursi o no, pero las quería contigo.

viernes, 9 de mayo de 2014

Un ser humano más.

Te pones una coraza de piedra, irrompible, y por si esto fuera poco la rocías con aceite, para que todo resbale mejor. Para que nada te afecte, para ser inmune a todo lo que pase fuera, para estar contigo misma y mantenerte fuerte, de pie.
Pero la mierda comienza a acumularse a tu alrededor, hasta que te ahoga, hasta que puede más que tú. Y es entonces cuando explotas, lo sueltas todo fuera. Necesitas gritar, correr, destrozar todo a tu paso y llorar como un recién nacido.
Porque por más que quieras no eres inmune a todo, porque hay cosas que te afectan, porque de vez en cuando tú también necesitas llorar y echarlo todo fuera. Porque no eres de piedra por más que te empeñes en fingirlo.

viernes, 31 de enero de 2014

Ahora comienza su vida.

Suena el despertador. Su paz interior se rompe, el momento más feliz de sus días -el sueño-, toca a su fin. Con los ojos entrecerrados, perezosa, alarga su mano y apaga el sonido que la lleva de vuelta, bruscamente, a la realidad. Esa realidad que ella no quiere ver, de la que ella no quiere formar parte.
Los primeros rayos del sol de la mañana se cuelan a duras penas por las rendijas de la persiana de su habitación, iluminando vagamente la estancia, esa estancia que es ahora su refugio.
Ella no quiere salir de la cama, quiere seguir sintiendo el calor, la suavidad y la protección de sus sábanas. Quiere dormir, dormir durante horas porque solo cuando duerme es feliz, porque cuando duerme no hay nada más, solo el sueño, un sueño placentero.
Pero su madre irrumpe en su refugio, su madre rompe el silencio que nuevamente se había apoderado de la habitación. Le dice que se hace tarde y ella se levanta de la cama, sin prisa, con paso calmado. De nuevo la rutina la aplasta.
Ella quiere ser libre, salir a ver mundo, cumplir sus sueños, dejar de ahogarse. Pero no será hoy. Se lava la cara, se viste, desayuna... No dice ni una sola palabra porque no hay nada interesante que decir, porque el silencio es todo lo que ella quiere escuchar.
A penas faltan diez minutos para tener que salir de casa, salir a la calle, volver a clase. Volver a enfrentarse al mundo, volver a ponerse una coraza alrededor que la cubra, una coraza por la que todo parece resbalar, una coraza que la hace ajena a todo. O eso quiere ella que piensen los demás.
En ese momento, se mira de frente al espejo y algo cambia. Durante ese segundo en el mundo nada ha pasado, todo sigue igual, el mundo ha seguido girando, la aguja del reloj ha dado un paso más. Pero en su interior ese segundo ha sido decisivo. Dentro de ella ese segundo ha cambiado toda su mente y su manera de sentir y percibir el mundo, la realidad. Se ha mirado al espejo y por primera vez desde hace mucho, mucho tiempo -ni si quiera puede recordar cuánto-, se ha visto a ella misma. Ha visto la persona que realmente es, no la que los demás ven, ni la que ella creía, sino la que es. Y le gusta.
Una sonrisa involuntaria se ha dibujado en su rostro, tímida, pero haciendo acto de presencia. Esa sonrisa que ya nadie a su alrededor, ni si quiera ella, recordaba.
Todo por un pensamiento fugaz, loco, seguido de otros muchos más fugaces aun, pero que se grabaron a fuego en su cabeza tan rápido como un pestañeo. "Ella es así, no importa a quién no le guste, ella es así. Ella tiene sueños y fuerza para conseguirlos. Nada ni nadie puede frenarla, por eso ella es única. No hay nadie como ella y eso es lo que la hace especial, esencial, irreemplazable."
Y con esa sonrisa salió un día más al mundo, el mundo seguía igual, pero para ella el mundo había cambiado.