Música.

domingo, 21 de octubre de 2012

Una sola persona no puede mantener algo que es cosa de dos.

Sé perfectamente cuáles son mis defectos.
Sé que soy egoísta, envidiosa, caprichosa, impaciente, que cuando estoy de mal humor no hay quién me hable y otros muchos defectos más que no perderé el tiempo en nombrar, puesto que tú los conoces bien.
Pero ¿sabes una cosa? Si hay algo de mí que deberías valorar es que contigo nunca he sido así, que no me costaba ser un poco mejor persona contigo, me salía solo. 
Siempre estuve ahí para escuchar lo que me quisieras decir, para aconsejarte y para reir y llorar contigo. Lo que hiciera falta. Siempre.
Porque eso es lo que hacen los mejores amigos, se apoyan en las buenas y en las malas aunque haya km de por medio, porque un mejor amigo hace lo imposible por ver al otro, por hablar con él.
Teníamos una relación especial, rozaba la perfección.

Pero ahora me doy cuenta de que todo era una ilusión que poco a poco se desvanece, que las promesas que hiciste y a las que me aferré con fuerza y esperanza, ya no son más que palabras que el viento se llevó, que están en el olvido para ti y que yo quiero olvidar.
Estoy convencida que nadie te quiere de la forma en que te quiero yo, que para nadie eres tan especial, que los momentos que hemos pasado son únicos, y me duele saber que no se van a repetir, que todo se nos va a la mierda. Me duele saber que ya no merezco ni un solo minuto de tu tiempo, que ya no soy nadie, o al menos nadie importante; que cuando sabes que las cosas van realmente mal intentas arreglarlas y te quedas en un simple intento, no luchas. 
Pero si tuviera que elegir qué es lo que más duele de todo diría que es ver como tu mejor amigo se convierte en un extraño.

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