Música.

martes, 14 de agosto de 2012

No pienso rendirme. Dime que lucharás conmigo.

Era todo perfecto, todo era como una película, como un sueño. Me hiciste sentir como nadie más. Cuando estaba contigo lo demás no importaba.
Miraba tu sonrisa, te miraba a los ojos, te abrazaba y me invadía un sentimiento de paz y felicidad inigualable.
No soportaba dejarte ir. Te hubiese secuestrado cada vez que tenías que irte, porque todo el tiempo del mundo, contigo se me queda corto.
Eras una necesidad, el analgésico a mis problemas, mi vía de escape de este jodido mundo.
Eras a la vez una droga, cuanto más tiempo pasaba contigo y cuanto más a menudo te veía, más te necesitaba. Supongo que me convertí en algo así como una yonki de ti.
Cuando hablaba contigo todas las noches hasta las tantas, me dormía con una sonrisa inconsciente, dormía con más facilidad, todo era más fácil.
¿Pero cuándo cambiaron las cosas? Ni si quiera recuerdo el momento exacto en que todo empezó a torcerse. Esto empezó a ser una montaña rusa.
Cada vez hablábamos menos, cuando mejor estábamos siempre pasaba algo que hacía que las cosas se torcieran. Parecía que el destino se hubiese puesto en nuestra contra.
Y aquí estoy ahora, agotada de tanto llorar porque no entiendes que necesito verte y abrazarte. Porque me duele en el alma que antepongas lo que piensen los demás antes que estar conmigo, porque no quiero asumir que todo ha cambiado.

Anoche, después de la pelea más gorda que recuerdo, estuve llorando en mi cama, abrazada a la almohada, y mientras las lágrimas brotaban de mis ojos y recorrían lentamente mis mejillas recordé todo lo que hemos pasado. Recordé cada uno de los momentos que estuve contigo, recordé que hace una año, no habría estado llorando, habríamos estado hablado y riendo. Y me dí cuenta de que esta mierda no puede derrotarnos, que nosotros somos más fuertes y nada ni nadie puede separarnos. Porque tú y yo somos especiales, porque tenemos una conexión única.

No hay comentarios:

Publicar un comentario