Pasó el tiempo y cuando lo pienso sigo quedándome asombrada de cuánto han cambiado las cosas en solo un año. Que de ser nada eres casi todo para mi. Siempre te he dicho que nunca llegarás a saber cuán importante eres en mi vida, y es que eso no lo puedo explicar con palabras.
Eres ese amigo especial, que me ayuda, me defiende, me quiere, me cuida y me hace reir.
Nuestra relación no puede pretender entenderla la gente que no tiene una igual, porque no solo somos amigos, a la vez somos como hermanos y a veces hasta parecemos novios.
Aun me acuerdo de la primera vez que te vi, en la verja de mi instituto, sonreí a pesar de que aun no éramos todo lo que hoy somos, no tuve vergüenza, contigo yo era diferente, siempre lo he sido. Recuerdo tu llamada cuando estaba en el hospital, creo que aun no me habían operado, pero escuchar tu voz me dio fuerzas y seguridad, me hizo sonreir en el sitio donde he pasado los días más duros de mi vida.
También me acuerdo de mi cumpleaños, cuando me dijiste que no podías venir y luego apareciste por sorpresa. O ese día en que me llamaste para decirme que te abriera la puerta de mi casa.
Me acuerdo de esa noche en la que te dije que eras mi mejor amigo y tú me lo dijiste a mi. Recuerdo esa noche en la que me dijiste que nada ni nadie te separaría de mi, porque a nadie querrías de la forma que me quieres a mi. Y también me acuerdo de cuando me confesaste que al principio de todo intentaste ligar conmigo. Recuerdo todo lo que tengo que recordar. Tu 27 de marzo, ese día en que naciste y por el que tengo que dar gracias, porque tú has hecho que este último año todo haya sido más fácil.
Porque sé que confías en mi, que confías en que soy lista y en que tengo cualidades y que puedo hacer todo lo que quiera. Porque las noches que lo último que escucho es tu voz son mucho mejores. Porque tenemos sueños, promesas y cosas que vivir.
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